Semana Santa 2025, Órgiva
Viernes de calmada tarde en espera
tarde limpia acostada en las montañas,
mientras el añil sucumbe desprevenido
porque el sol se acalla despacio.
Otra primavera herida de muerte
reviviendo el calvario en el imaginario
relato recurrente del sacrificio,
terrible argumento del Viernes Santo.
Tiembla la luz penitente de las velas
dibujando siluetas de caminar pausado
como las cuentas de un rosario,
delante de una figura yacente.
La tarde se hace noche,
envuelta en el dulzón aroma de los naranjos
y suena una saeta que perfila sus acordes
entre el aire detenido junto a los pasos.
A la Dolorosa le acunan el llanto,
costaleros entregados en la mecida,
deseosos que el vaivén en que se afanan,
acomode el gemido contenido en la garganta.
El golpe en los tambores se derrama
calle abajo, cosido a la brisa que lo transporta,
convencido de prolongar hasta el alba
el acompasado y moribundo latido del alma.
Desangrada primavera sobre el blanco azahar,
mantillas negras para el duelo
que nunca ha de pasar,
salvo por el consuelo de los costaleros.
tarde limpia acostada en las montañas,
mientras el añil sucumbe desprevenido
porque el sol se acalla despacio.
Otra primavera herida de muerte
reviviendo el calvario en el imaginario
relato recurrente del sacrificio,
terrible argumento del Viernes Santo.
Tiembla la luz penitente de las velas
dibujando siluetas de caminar pausado
como las cuentas de un rosario,
delante de una figura yacente.
La tarde se hace noche,
envuelta en el dulzón aroma de los naranjos
y suena una saeta que perfila sus acordes
entre el aire detenido junto a los pasos.
A la Dolorosa le acunan el llanto,
costaleros entregados en la mecida,
deseosos que el vaivén en que se afanan,
acomode el gemido contenido en la garganta.
El golpe en los tambores se derrama
calle abajo, cosido a la brisa que lo transporta,
convencido de prolongar hasta el alba
el acompasado y moribundo latido del alma.
Desangrada primavera sobre el blanco azahar,
mantillas negras para el duelo
que nunca ha de pasar,
salvo por el consuelo de los costaleros.
José A. González Correa, abril 2025
¡Que bonita la Semana Santa de tu pueblo!
ResponderEliminarCuantos sentimientos despierta.