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Mostrando entradas de marzo, 2024

Se despide el sol con una herida

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Se despide el sol con una herida. no de muerte, solo de luz abatida. La huida está en el ocaso,  contenido desvelo esperando el día. Así mientras el sol expira,  los añiles se apresuran y calman,  con la dulzura de un beso, la herida que se abre con la luz vencida. El nácar frio de los montes perfila el malva desteñido que la noche va vistiendo, asistida por el viento y las nubes,  tras la marcha esperada  del calor de cada día. Asumida la derrota,  dejando cerrar la herida, se pierde en sus secretos, y deambula sin prisa, deshaciendo los colores, hasta apagarlos del todo, convencido que la noche  le hará soñar con el día. La distancia de las almas las mide el tiempo o el calor que las acerca, mídelos con un abrazo o con el suspiro  con el que acaba un beso.   José Antonio González Correa, 2024

Semana Santa, Órgiva 2024: Cofradia Ntra. Sra. de los Dolores y Santo Sepulcro

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Fotos y videos: Jose A. y Jose A. (Jr.) González Correa, Semana Santa, Órgiva 2024.  

Semana Santa 2024, Órgiva: Nazareno del paso

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Fotografía y videos Jose A y Jose A. (Jr) González Correa    

Órgiva, sin más

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Bruno

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  Bruno   Desde que llegó, Bruno no ha salido del barrio, salvo para sus visitas a la Alpujarra, la tierra de sus abuelos. Por eso. Pasear por el barrio es algo que adora. A veces, su caminar es apresurado, otras algo más detenido, cansado. Posiblemente, la edad se ha ido acumulando en sus músculos y articulaciones, aunque, la verdadera causa, es la enfermedad incurable que padece. Pero la afronta con energía, asumiendo tratamientos y cuidados de la misma forma que atesora las palabras cariñosas y el ánimo que recibe.   Adora salir a la calle, pasear por esos lugares cercanos que visita a diario, colmando su nariz de olores de todo tipo que lo estimulan y atrapan, como en un sueño.   Estos días, de antesala de la primavera, descubre, con asombro, lo adelantado del azahar en los naranjos, y ese aire prendido de pétalos blancos que se descuelgan arrastrando el olor que tanto han narrado los poetas. En ocasiones, camina sobre esa alfombra de nácar improvisada que tapiza las aceras. Lo veo

La velada luz de la luna

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  Una sombra me hizo deshacer el camino y salir al raso, perfilando el sendero me acuné sobre el asta de la luna y me quedé dormido soñando contigo un largo tiempo, medido en ternura, solo un instante, en futuro, toda la vida. Me devolvió el frío al final del sueño, miré arriba, sobre mi crecía la luna, con el silencio como aliado,   repartiendo su luz y velando estrellas bajo su halo, su silueta se iba colmando hasta llenarse de blanco. Me atraes como ella, como somete a la mar en las mareas, sin apenas rozarme, desde cualquier distancia, sin tiempo que ampare un pensamiento, un deseo, solo por estar ya me siento esclavo, de su luz, de tus ojos. Me detuvo una sombra, una silueta, la forma que quiso el destino, desbordada caricia que me ofreció la luna, para pensarte. Y me quedé dormido, al abrigo de un manto de nácar,   con la soledad de la noche y la velada  luz de la luna para soñarte. José Antonio González Correa