Órgiva la puerta de Las Alpujarras

  Era primavera y olía a azahar la melga, sobre una enagua de balates crecía la hierba, y los olivos ermitaños, esclarecidos tras la poda, observaban sedientos el transcurrir del agua, aventurando desde que torna vendría para saciarlos.   Siendo de mañana, los trinos alborotados, de toda clase de aves, …, verderones, estorninos, alguna paloma y mirlos, apresurados en sus vuelos desde el despuntar del día, hacían y deshacían acrobacias en el cielo.   Y sobre el suelo pétalos de amapolas, asemejando una herida entre la hierba segada, que el labrador no distingue, bajo su hoz o azada, la belleza tan intensa de esa flor asesinada.   Era primavera sobre la Vega, con la tierra primorosamente dibujada, labrada con regueros y cuidados caballones, cicatrices y relieves precisos, cuidadosamente preparada para quedar preñada.   Era primavera en el “haza” de mi padre, con los almendros vestidos, verdes hojas y almendras cu

  Que el tiempo no se burle de ti, ni de tu historia, ni tu pasado, no permitas que deje  un hueco de olvido. El tiempo puede alojarse en cada hueco huidizo de tus arrugas, cada una de ellas habla de recuerdos, en cada una de ellas habrá memoria. Cada golpe de mar un recuerdo,  la ola en retirada la nostalgia de lo vivido,  la espuma sobre el agua la textura de un beso. No quieras solo oír aquello que te reconforte, y acude a un espejo que recuerde tu aspecto. Contempla la belleza efímera de las cosas,  de los lugares, de las personas,  valorara la sonrisa franca,  los silencios, las calles desiertas, añora los pasos cansados  y el paso pausado del tiempo,  recuerda cada cosa como recién vivida y sueña volver a los lugares de antaño. Aprende a saber qué hacer con el tiempo prestado,  y dónde ir para gastarlo,  esperando a que algo suceda,  algo extraordinario. No guardes turno y consuela a quien espera,  aprende a responder a las palabras necias, y que siempre sepas dónde ir cuando nad

  ¿A quién?, ¿a quién reclamarás?... A dónde irás por el tiempo perdido, si lo llevas cosido al dobladillo, si a pesar de tus prisas aún sigue prendido. ¿Por qué te afanas en deshacer el hilván?, te habría sido más fácil reescribir la historia, que cargar de razones la mochila que tanto te pesa durante el camino. Deja de añorar para volver a equivocarte, rompe con las prisas y camina sin norte. Nunca será buen día si la rutina te arrastra. Nadie te cruzara por el arco iris sin la mirada de antaño. El tiempo solo atrapa la falta de ganas, lo indolente transita por una vía donde el tren no se detiene, donde el pasado queda en estaciones ya transitadas y vacías. El tiempo no admite excusas ni engaños, propios o ajenos, qué más da, ni hace prisioneros, transformando ilusiones pasadas en muertos, espectros que transitan por los rincones olvidados, aquellos donde guardamos nuestras pequeñas cosas. Descarrilamos tantos trenes durante