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Mostrando entradas de mayo, 2015

El Chorrerón y la Fuente agria, Pórtugos, Las Alpujarras

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Pórtugos es un pueblo precioso y pequeño, dónde he disfrutado de niño. Era un lugar lleno de aventuras, entre arroyos de aguas ferruginosas (que no solo manchaban sino también delataban el lugar de dónde veníamos y que era, justamente, a donde no podíamos ir). Los enormes castaños alrededor de la fuente agria, y la pasión por subir a la copa, aunque me costara un disgusto diario con mi padre, que pacientemente debía rescatarme. Los días de barcina, parva y trilla. Dias enteros a lomos de la bestia más obstinada, pendiente de volver a su cuadra sin importarle que yo estuviera sobre ella. Dias que no quería que acabasen, entre caminatas de ida y estampa de jinete de vuelta. Las tardes de siesta obligada bajo la amenaza constante de la zapatilla, manejada con la precisión de un dron, por parte de mi madre. Naturaleza con la que disfrutar día y noche. Porque de noche quedaban las tertulias musicales de guitarras, bandurrias y laudes. O, en ocasiones, la captura de caracoles de madrugada,

Subida al Tajo de los Machos, Sierra Nevada

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La ruta se inicia desde el paraje denominado Puente Palo, por encima del pueblo de Cañar. Solo se necesita para subir, querer pasar un día formidable, paciencia y buena compañía (en esta ocasión, garantizada con Jose Correa). Además, por si fuera poca diversión, te puedes encontrar buena gente, divertida y sin complejos.

El haza y su memoria

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El azahar y el romero Hoy se reencuentran de nuevo, el azahar y el romero, la esperanza y el requiebro, la dulzura y el sobresalto, el amor enamorado y la amor apasionado, ternura y arrebato,…, juntos en mi recuerdo los acomodo en el haza. Recién peinada la hierba, los ubico en su descanso, a él sentado al abrigo de un olivo hondero, a ella tendida sobre él, sin dejar de mirarlo, …, la sonrisa pintada y, sin latido, el corazón alocado. Dichoso el recuerdo que llegó de improviso, bendita memoria que no olvida, salvo por ahogar el sollozo, aliento del pasado lleno de vida, instantes de lo vivido escondidos en los huecos que la rutina mantiene en sombras. Linderos con el cielo son las copas de los olivos, las pisadas holladas son las raíces, el color del cielo, tus ojos, hermana, el mecer del agua los arpegios de su guitarra. Juntos de nuevo en vuestra tierra, en vuestro sitio, los perfiles del surco enmarcaran tus cejas, las ramas mo

Paseamos por la Alpujarra, Cañar

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