Deja que el aire se pare, que el tiempo sucumba bajo su peso, que los recuerdos transiten por hilvanes invisibles entre el alma y la memoria. Que la soledad te visite lo necesario para que conocerte sea lo imprescindible. Y más allá de acunar tu propia historia, esparce tu conciencia ayudándote del viento, para que el camino se tapice con los pétalos de tu esencia. No dejes de acomodar el frío, tu calor es necesario, tus brazos son abrigo de lo ordinario. Y si lloras, que tus lágrimas sean rocío y hagan brillar los campos mientras la noche se desviste abrumada por el día. Y si la sonrisa atrapa tu boca que la libere despacio, amortiguando palabras mientras dormitan tus ojos. Sé lo que necesites, acomodar el tiempo no es opción para recibir el año. Feliz año 2025, JAG Correa
Ganarle tiempo al tiempo, llevando consigo aquello que fuimos, sintiendo de la misma forma, a pesar de todos los inviernos acumulados. No lo gastamos, poque somos los mismos, solo pasan los días, meses y años, pero sentimos como siempre, nuestras sensaciones no envejecen. Eso pensé en aquella enorme estación de enormes dimensiones, donde el aire se movía con la nostalgia de los viajeros que volvían y partían, mezclando las sensaciones de ilusión y cansancio. Imaginé que cada persona con la que me cruzaba atendía de forma diferente su tiempo. Algunos se apresuraban con la intención de hacer más que los demás (en el mismo tiempo), otros dejándolo transcurrir contemplando su paso como se mira el paisaje a bordo de un tren, muchos guiados por algo predeterminado que marca sus pasos resignados, unos pocos con el aire distraído que permite disfrutar de cada pequeña cosa y otros pocos, convencidos que su tiempo vale más que el de los demás. Y, por otro lado, está el viaje, cada tren hacia su ...
Dibujo: José Antonio González Correa (hijo) Esperaba para cruzar la calle a pie de un semáforo, mientras una mujer hablaba con un hombre joven a la puerta de un supermercado. El hombre, no llegaría a los 30 años, le daba a la mujer, estaría en los sesenta y pico, una serie de explicaciones sobre dónde pasaría la noche del 24 de diciembre. Estaba sentado en el suelo junto a una lata, instantes antes de la conversación, exhibía su mano desnuda en actitud de pedir limosna. La mujer debió reconocerlo y, por ese motivo, estableció conversación. Según fui deduciendo, la muerte de sus padres lo había dejado en una situación difícil económicamente y, aunque tenía un hermano, cada uno atendía sus circunstancias y afrontaban la vida sin mucha interacción entre ambos. Vivía no lejos de allí, en un pequeño refugio improvisado, se había quedado sin casa y el tr...
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