¿Quo Vadis?


 ¿...Huyendo de un sueño y acunado por lo diario? A expensas de que el día designe lo establecido siguiendo el monótono ritmo de la rutina. Renunciando a amaneceres gloriosos y ocasos interminables. En la dirección contraria de quien, cargando su cruz, vuelve de nuevo para evitarnos el desconsuelo.

 Abandona esa paleta de colores para pintar de forma diferente un paisaje que te acoja. Donde disfrutar el aroma de un café recién hecho sea el inicio de la aventura que tenemos por delante. Y abrir la puerta de casa nos conduzca a un lugar soñado que nos enseñe, desde el principio, aquellas ilusiones y anhelos por los que nos mantenemos vivos. Sujeta la mano de quien quieras llevar contigo, asómalo a tus sueños, acarícialo con la ternura necesaria para que crea en el milagro de mirar la vida como algo nuevo, cada día. 

Recita versos imaginarios, se el poeta, la poetisa, que enamore las almas que se perdieron en las páginas de un cuento. Decir te quiero no es una promesa, es desabotonar las palabras que mantenemos ateridas al abrigo del alma. Holla hojas esparcidas en el sendero que imaginas desde tus recuerdos, sintiendo como el viento las arremolina y se enredan en tus pasos. Déjate acariciar por las olas de otros veranos, de días interminables y de aquellos juegos infinitos que tanto añoras. Que vuelven desde el pasado con su espuma de nostalgia a dejarte varado entre una marea de sentimientos.

Vuelve a hacer lo que hiciste, sin remordimientos, solo por sentir que estabas en lo cierto, pero hazlo sin la premura del tiempo. Camina con la decisión necesaria para cumplir deseos, no metas imaginarias, sino el final de la cordada que conduce a la cima desde donde contemplar con calma, mientras el cansancio se olvida al rumor de tu jadeo, como las nubes tejen deshilachadas la falda de la montaña. Abandona las prisas, recupera el aliento, deja que el resto piense lo que le sea necesario, déjate acariciar por el viento, por el murmullo de sensaciones que te arrullan y te hacen sentir diferente. Abandona el espacio de lo predecible y sumérgete en lo imaginario, disfruta del instante preciso y no lo condenes al futuro, siempre incierto. El destino está donde llegues. 

Hay lugares a los que llegar no solo con la imaginación, lugares accesibles desde donde contemplar lo extraordinario. La magia de lo sencillo se descubre al finalizar el tramo de cuesta y girar de repente, un valle majestuoso (donde la caída de la tarde cubre con un visillo la montaña), una ermita solitaria rodeada de encinas y quejidos, el rostro nevado de las calles de los pueblos del barranco del poqueira, la calidez de un banco de manera donde descansar el alma. 

Camina, no acunes lo diario, acuna el cansancio.









Comentarios

Entradas populares de este blog

Otra forma de ver la Navidad

Feliz año 2025

Ganarle tiempo al tiempo