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Mostrando entradas de septiembre, 2025

¿Dónde se esconden los ángeles en la tierra?

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Según mi hijo Pablo, cuando las personas buenas han dado todo por los demás, hijos, familia, trabajo, Dios, que siempre premia a sus ángeles, decide reclamarlas y encomendarles una tarea de cuidados invisibles. Pablo, teoriza, sobre el hecho de que son ángeles materiales, enviados para que obren el bien y lo den todo por los demás, pero su condición humana, a menudo, los hace frágiles, sufridos soñadores (genérico) de su bondad. En ese momento, los libera de lo material y permite que esos ángeles permanezcan invisibles a los ojos humanos, cuidando de los seres a los que fueron encomendados. Por eso, en múltiples ocasiones ocurren hechos inexplicables, algo que podría acontecer pero que es evitado de forma milagrosa o mágica. Y aquellos que tenemos la suerte de tener un ángel cerca, lo sabemos bien. Quizá sea injusto que no siempre puedan evitar sucesos trágicos, o que cuando la soledad nos aborda como la niebla, no nos despejen el camino con luz celestial. Pero Pablo, inteligente y obs...

1 de septiembre

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  La playa solitaria, testigo mudo del final del verano (al menos del verano meteorológico, que no astronómico), atiende absorta los envites del mar. Hoy 1 de septiembre, parece que el otoño quiso asomarse discreto, acompañado por el viento de poniente y la mar movida, dejando la imagen de días atrás, con veraneantes ociosos, velada al blanco y negro de la ausencia de almas. Solo las gaviotas, como amantes fieles de la orilla, rompen la monotonía de la escena cuando inician el vuelo y se mantienen suspendidas en el aire. Y ahí sigue el mar, en su inacabable lamento, con el vaivén de espuma que las olas empujan, llenando todo el aire con su rugido de fondo. Exhibiendo, al compás de la marea, su empuje y su continuo movimiento. Mientras, sobre la bruma del horizonte, se dibuja el blanco de las olas que el viento eleva como si, mar adentro, alguien hundiera las teclas de un inmenso piano azul. Contemplando la soledad de la playa, a pesar de las olas y las gaviotas, y el sonido incesan...