La luna se asoma por la vertiente sur de Sierra Lújar

Es complicado, creo que imposible, no contemplar extasiado un fenómeno natural, regido por leyes de la física, repetido en el tiempo y, para nuestro concepto de tiempo, infinito.
Pero aun lo es más cuando la contemplas tranquilo, asociando otros momentos y confiando que en menos de un mes el espectáculo se repetirá.
Pero si me gusta contemplarla, aun más cuando aparece tras Sierra Lújar, perfilando la montaña y transformado el añil, casi negro, en un tono distinto e inesperado.
Dotando a esa montaña, llena de galerías y pozos mineros, de un aspecto mágico y distinto.

Cuantas madrugadas con luz de luna
como hilera de luciérnagas, van los mineros.

Cuantos años arrebatados, encerrados en su vientre,
solo por subsistir y presos de un denso aire.

Tantas veces del camino andando y deshecho,
sin ideas que habitaran sus mentes, fieles al tajo.

Tantos acontecimientos en el cielo sin observarlos,
tan enterrados en sus vidas, aquellos mineros.

José A. González Correa