Las alas que nunca volaron
Las alas que nunca volaron
mojan sus ganas sobre gotas
de sentimiento de unos ojos tristes.
El aliento contenido tras los sollozos ciertos,
los sinceros gemidos de un pequeño corazón roto.
Y desde el cielo,
cientos de siluetas
enseñan a volar al que se ha ido.
Y desde abajo,
la sonrisa prendida
en la ilusión de niño.
Se le escaparon sin suspiros las alas
que el mecía y hacía fuertes con sus mimos.
Con sus manitas hacía cuna
para que estuviese en su nido.
Y sus ojos enormes lo miraban como a un niño.
Se ha ido a buscar sus alas
para volar muy alto,
pero se quedará a
dormir para siempre
en tu alma.
Porque ningunos ojos,
ni ningún alma,
miran como lo hace mi niño.
Las alas que nunca volaron
José A. González Correa
Me encanta papá, muchísimas gracias por colgarlo. Te quiero.
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