Aprendiendo a ser Alpujarreño (III)
Se acerca la campaña de aceituna en la Alpujarra, de hecho los molinos ya están en funcionamiento. La aceituna es escasa y, por culpa del calor, la poca lluvia, la “mosca”, algunas se está cayendo de manera precipitada, con cada golpe de viento o por debilidad se sujeción. Los paisanos empiezan a estar inquietos, esperando algo de lluvia que facilite el “engorde” y mejore el rendimiento, a la vez que maldicen cualquier ráfaga de viento. El agua de las acequias vuelve a ser requerida, nada habitual en otoño, salvo para el riego de algunas hortalizas de invierno o algunas legumbres (las habas en esta tierra se cultivan muy bien y son muy buenas). Así que el transcurrir del día tiene a estas gentes ajetreadas y hacendosas, procurando hacer “suelos”, limpiar bien las fincas de “malas” hierbas, y que todo esté preparado para el momento de varear o “barrerlas” del suelo. El otoño no está resultando frío, aunque la temperatura baja notablemente con el caer de la tarde y en