Hablar es desabotonar el silencio
Hablar es desabotonar el silencio
Se desabotona el silencio de forma lenta,
cada botón de nácar, una nota,
cada ojal deshabitado, una pausa,
y la inquietante y sorda ausencia, se abre al
sonido.
El amor se adentra en el alma despojando sus
ropas,
aliviando el frío al derramar ternura,
dando aliento al calor de un beso,
abrazando los huecos por donde brota el
sentimiento.
Los recuerdos evaden al alma desnuda,
las caricias los aplazan, las arrugas los
conservan,
la vida los transita y, a ratos, los espera,
y cada noche se duermen, al abrigo de los
sueños y al amparo del presente.
Recordar el amor intemporal, desde niño,
sus luces y sombras, cada latido,
dejar que esas sensaciones acunen el alma,
mientras …
que el silencio roto de aquellas horas sea el
sonido de ahora.
El amor, desnudez cotidiana,
conjura del tiempo abocado al silencio,
cuna de amaneceres desabridos, ateridos,
hilván de almas destinadas a un mismo tiempo.
Desabotonado silencio al evocar palabras,
sin pronunciarlas desalojan el ojal y
transitan,
dando sentido a lo que amo, al calor de unas
manos,
al cuerpo donde rendirme, al lugar alejado
del frío.
José A. González Correa
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