Méceme madre
Seguro que si
cierras los ojos, en esos momentos en los que sientes que el aire no alcanza
resarcirte de un largo día, se dibujan momentos inolvidables, mágicos e
inalcanzables en ausencia de calma. Esos momentos en los que añoras el ocaso del
sol después de todo un día de juegos, cuando la paz era el regazo de tu madre,
igual de cansada, pero dispuesta a tejer la tela de tus sueños.
Déjame sentir que
esta noche
no terminará con
el sueño,
que la calma que acunará
mis ojos,
la gestionas con
hilos invisibles que no veo.
Permite que un
corazón camine
a la distancia
precisa y acompase
el parpadeo de tu
mirada,
bajo el preciso
perfil de tu sombra.
Vuelve a cubrirme
con parte de tu pelo,
mientras se
derrama entre mis dedos
cuando apenas
mantengo los ojos abiertos.
No me dejes
dormido más allá del momento
que permita despertarme
junto a tu latido,
vencido por una
larga noche.
Déjala apartar el día,
permite que lo
deje atrás,
sentado en la
acera de lo diario.
Permíteme sentir
lo extraordinario
que precede al
sueño y
permitirá ser lo
que yo quiera.
Bésame mientras
duermo,
para hacer que mi
sueño no acabe,
déjame abandonar
el día,
que me aparte del
camino y vuelva
a sentirme un ser
extraordinario.
Méceme madre¡
José A. González
Correa, mayo-18
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