Sentir como padre
Sentir como padre
Quiero despertar,
sentir el aire,
mojar mi cara
bajo la lluvia
mirando el cielo
y sentir la brisa
desnudando los
lamentos, sin tiempo.
Necesito dibujar
los sentimientos,
tejer un paño de
consuelo
e hilvanar
sonrisas al velo
y con él cubrir
las prisas.
Abandonar el
miedo que entorpece:
el encuentro, la caricia,
la faz amable.
Abandonar los días
que no fueron
más que excusas
para seguir viviendo.
Quiero amar la
vida por lo que vale,
por lo que aporta
y alcanza,
por el silencio
que rompe,
por su abrigo y
esperanza.
Quiero acomodar
el tiempo, ahuecar su paso,
acunar los
pedacitos de pasado que arrastra,
no dejarlos
escapar, abrazarlos callado,
para que no
despierten, para que no transcurran.
Necesito borrar
el tiempo al que asisto
como espectador inútil
sin lograr abatirlo.
Crear los espacios
para caminar tranquilo,
a la espera de
llegar y completar toda la historia.
Necesito volver a
componer el pentagrama
de notas de
colores dibujadas en mi memoria,
las luces tardías
y gastadas que el día arrastra,
el sol velado y
esquivo que al final se apaga.
Volver a componer
con tonos de primavera,
dilatar los
matices hasta que ardan, …
de pasión, de
ganas, de amor, de mañanas,
y arrasar la
borrasca acunándola con una nana.
Volver a vestir
la alas que me guardaron,
¡ahora las quiero¡,
y volar como un ángel,
aquel que guarde
y vele la noche,
y que no te
pierdas sin que te asista.
Quiero que me
devuelvan las alas,
aquellas que me
permitan volar a un sueño,
donde la luz no
se pierda,
donde la noche no
exista.
Quiero que nos
inunde la luz,
que olvidemos la tímida
luz de la vela,
deshaciendo la
noche incierta,
asistiendo complacidos
al día que comienza.
No quiero acabar
sin haber sido:
el sueño que imaginasteis
que fuera,
la mano firme que
os asiera,
la calma tras el
viento enamorado.
José A. González
Correa
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