Madre

Desde el principio, que permitió el milagro de la vida, actualizado con cada generación han construido nuestra historia. Acompasando el paso que le marcaban, entonces, y marcando el ritmo de la realidad, ahora. Ellas, la necesaria razón de un mundo imperfecto.

Paraguas de días de lluvia, paraguas de parasol.

Sentidos alertas para acunar ilusión.

Sentimientos de colores que evitan la tormenta

y abrazos infinitos que adormecen el corazón.

Sollozos escondidos sin asomar del rincón,

donde solo se abriga si con eso da calor.

Mañanas de carreras, tardes sin descanso

y noches en vela para consolar el llanto.

Triunfos compartidos y fracasos asumidos en soledad,

sin temor y sin llanto explícito y con todo para dar:

caricias prendidas de azúcar y migas de pan,

desde el desayuno a la cena, sin desvanecer jamás.

Tejedora de los sueños y defensora si más,

gobernadora del espacio y gestora de la vida,

desde el inicio hasta la primera luz y el primer llanto,

sin deslizar atisbo de vanidad por hacer ese milagro.

Manos que atesoran las veladas tardes de invierno

mientras crean arpegios en el agua del baño,

donde sumergen sus alas los pequeños ángeles,

hilvanados a la tela de los sueños de sus madres.

La luz se desprende del lugar donde nace

con el rumbo medido del tiempo en llegar.

Ellas apaciguan el tiempo por la necesidad

de que la luz se reparta y acuda a cada alma sin tardar.

Madres, generosidad pintada en los perfiles de cada casa, con su sombra clavada con chinchetas en cada lugar necesario.

Por cuidar de mis alas que quedaron envueltas y olvidadas en un armario donde se sumaron otras alas jóvenes recién caídas. Envueltas con mimo y un cariño eterno.

… Caía, cuando sostuviste mi vuelo imposible durante esa mañana de sol tibio. Tu paso ligero y el calor de tu pecho, mis primeras sensaciones de niño. La vida conducida con manos tiernas, los recuerdos de la infancia. El ritmo acompasado de pulso y tiempo me ha llevado a descubrir cómo el amor crea vida, la regala y conduce como solo lo hace una madre.

José A. González Correa, mayo-2017.