Lluvia







Se han descosido miles de gotas
que alocadas se desploman hacía el suelo.
La colcha de nubes amortigua la luz
y el día vira hacía colores grises.

El silencio es esquivo,
lo interrumpe el golpeteo,
el monótono compás de la lluvia
en ventanas y tejados.

Se derrama el cielo,
mientras el suelo 
se cubre de charcos
y se improvisan riachuelos.

El agua discurre, con calma,
bajo los píes esquivos de aquellos,
anónimos transeúntes empapados
a los que sorprendió el aguacero.

La suave brisa acomoda
nubes remolonas que desgranan,
de forma intermitente y resignada,
gotas ansiosas de abandonar el cielo.

Tapado el despertar por un cielo desplomado,
la mañana camina entre la lluvia incierta.
Y mientras las aves abandonan el cielo,
a la calle solo asisten caminantes obligados.

José A. González Correa
marzo-2017




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