Ganarle tiempo al tiempo
Ganarle tiempo al tiempo, llevando consigo aquello que fuimos, sintiendo de la misma forma, a pesar de todos los inviernos acumulados. No lo gastamos, poque somos los mismos, solo pasan los días, meses y años, pero sentimos como siempre, nuestras sensaciones no envejecen. Eso pensé en aquella enorme estación de enormes dimensiones, donde el aire se movía con la nostalgia de los viajeros que volvían y partían, mezclando las sensaciones de ilusión y cansancio. Imaginé que cada persona con la que me cruzaba atendía de forma diferente su tiempo. Algunos se apresuraban con la intención de hacer más que los demás (en el mismo tiempo), otros dejándolo transcurrir contemplando su paso como se mira el paisaje a bordo de un tren, muchos guiados por algo predeterminado que marca sus pasos resignados, unos pocos con el aire distraído que permite disfrutar de cada pequeña cosa y otros pocos, convencidos que su tiempo vale más que el de los demás. Y, por otro lado, está el viaje, cada tren hacia su